Para que servirá que recuerden mi nombre
los bancos de una plaza con palmeras?
Las servilletas dobladas de la tarde
se van muriendo una detrás de la otra.
Y yo me reconcilio con las paredes
que se empeñan en reflejar
mi cara de espantapájaros atropellado.
Serpenteando el arrabal
la vi a mi sombra un día
silbando un tango viejo,
al pasar un árbol.
viernes, 1 de agosto de 2008
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