viernes, 1 de agosto de 2008

Silbando un tango viejo

Para que servirá que recuerden mi nombre
los bancos de una plaza con palmeras?

Las servilletas dobladas de la tarde
se van muriendo una detrás de la otra.

Y yo me reconcilio con las paredes
que se empeñan en reflejar
mi cara de espantapájaros atropellado.

Serpenteando el arrabal
la vi a mi sombra un día
silbando un tango viejo,
al pasar un árbol.

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