viernes, 29 de agosto de 2008

El poniente de los días y las noches

Cuando miro la mañana
se me desborda
un pedazo de pan entre los dedos.
La sonrisa de una mujer
y el sol que pega de lleno
en los ojos.
Tal vez un sueño,
decorados temporales del alba.
Pero qué importa?
Si podemos perdernos
en el delirio violeta
de las primeras luces.
Hasta que las manos
cansadas como de caer las hojas del otoño
finalmente
alcancen
el poniente de los días y las noches.

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