jueves, 30 de octubre de 2008

Señal inequívoca

Desafío la tristeza de los naranjos a la orilla del verano,
y soy como un muro vacío de cal y de revoque.
Entre tanto se aglutinan las nubes
en círculos concéntricos de ráfagas de lluvia.
Reloj devenido en fantasma,
sepulturero de las formas.
Amortecida la sonrisa de tus labios,
sirena fatal de lengua endurecida.
Las pupilas se estiran al compás de mis pasos.
Con letra despareja
veo trazado tu nombre,
señal inequívoca de que partiste en la niebla.

viernes, 24 de octubre de 2008

Yo era entonces la sombra

La espuma de la tarde se va volcando por los rincones.
Adormecido en sus manos,
el viento gris rasca las persianas con sus uñas largas.
En la silla dejaste algún recuerdo
de esos que lloran las manos con silencio.
Y nadie vino a mirarte
la vez que los jacarandaes se volvieron música celeste
que inundaba los adoquines
y las veredas partidas de pisadas incesantes.

Yo era entonces la sombra.
Vos eras después el aire.

sábado, 4 de octubre de 2008

Mirada de niños

Una niña me mira fijamente
su mirada
paraliza el humo de la parrilla.
Desaparece;
la arrastra la espiral enloquecida de la noche.
Qué me espera
detrás de mostradores de niebla
si todo lo que hay
es barro y flores muertas?

A las calles desembocan los ríos
de la humanidad inmunda
trayendo
desde
departamentos
casas
y ranchos
su multitud de lacras y podredumbre.

Desde un rincón
nos mira el niño
que fuimos descuartizando con los años.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Sueño despierto

Y qué importa
si la ventana
se me llena de llovizna?
Me miro de pronto al espejo:
hace varios días
que sueño despierto.

Sobre los autos

Me desangro en mil acequias
tristes de silencio.
Retumba la aurora
y el viento
es una llaga desnuda
escondida en los rosales.
A medio metro de cada árbol
hay una página que ha escrito un muerto
con el rocío
sobre los autos
bajo el cielo de Junio.