Entretejiendo adoquines
en un collar absurdo y triste.
A la orilla de mi propia ausencia.
Tan profundo
como el río, miserable
como una piedra.
¿Acaso alguien me recuerde?
Mi propia muerte
será esta noche hueca
y me hundiré despacio en su boca de caverna
hasta encontrarme el alba
y la misma miseria.
Rosario, 18 de Enero de 2006.
viernes, 17 de agosto de 2007
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1 comentario:
Me debés un pañuelo ahora...
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