Cada noche sigue el mismo desencuentro. Labios que se buscan sin mirarse a los pupilos fogosos. El silenco trae el ruido cristalino, roto, de tratar de ver en un espejo lo que uno desea; cualquier otra cosa. Sin embargo la noche se nos viene encima mío y no de otros - oculto mucho mis sentimientos - si digo sentí, miento. Al decir que todavía aguanto el dolor de cada segundo que sufro las grietas de la noche y la desgracia.
Tamara, Valeria y el boludo que escribe este blog.
jueves, 16 de agosto de 2007
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1 comentario:
Repito...
¡Quiero!
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