jueves, 16 de agosto de 2007

Cadáver exquisito 2

Cada noche sigue el mismo desencuentro. Labios que se buscan sin mirarse a los pupilos fogosos. El silenco trae el ruido cristalino, roto, de tratar de ver en un espejo lo que uno desea; cualquier otra cosa. Sin embargo la noche se nos viene encima mío y no de otros - oculto mucho mis sentimientos - si digo sentí, miento. Al decir que todavía aguanto el dolor de cada segundo que sufro las grietas de la noche y la desgracia.

Tamara, Valeria y el boludo que escribe este blog.