Revolver tachos
de noches inmundas como el silencio.
Apago el cigarrillo.
Tomo otro trago.
Sin decir palabra.
Sonrío.
Me besás el brazo
mientras escribo esto.
Tu callada compañía
alcanza el mundo.
Sé que me mirás.
Siento tus ojos sobre mí.
Dejo de escribir.
Te adivino sonriendo
de reojo acaso.
Y te beso.
viernes, 9 de mayo de 2008
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