viernes, 28 de marzo de 2008

Tardes

Tardes dormidas en tus brazos
muñequita de niebla
para que no fueras niebla,
y seas tan sólo
el rocío inútil que tienen las tijeras.
Llamarte entonces
como lo hago ahora,
con esta tinta difusa
en el arrabal del alba.
Robarte las ganas
de esconder un beso en un florero
y que entiendas
que el tiempo no sólo esta hecho
de horas y minutos y segundos,
si no espacios vivos
olvidados
o perfectos.
Para que puedas reírte
como tenés que reírte
cuando me ves volar
sobre macetas rotas en la vereda.

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