Para ponerle un nombre yo no sabría cuál.
Seguramente
podría ser
no quedarse callado
y darte la razón.
O hacer las cosas
perfectaMENTE
Sentir el viento en la cara
y que no importe.
Arrojar
piedras falsas
al infinito océano de los recuerdos.
Apagar
el carmín de la noche
con la última colilla que se arroja a la calle.
Para terminar
inventando
enumeraciones estúpidas
bajo la luz de una luna
cargada de lluvia.
sábado, 26 de enero de 2008
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