martes, 29 de abril de 2008

El despertador

Un reloj sonaba en la madrugada.
Un despertador implacable
dando certeros dardos sonoros
a quien fuera su triste víctima.

Yo venia de acompañar a una mujer.
Seguramente iba fumando
cuando desde una ventana en los edificios donde vivo
comencé a oírlo sonar:
vivo y crudo como un martillar incesante.

Tantos murmullos traía la ciudad.
El ruido de autos lejanos.
El perpetuo ladrido de perros
que se propaga de cuadra en cuadra,
en todas direcciones.
Plumas arrojadas al viento
por las severas mandíbulas de los canes trasnochados.

Entre toda esa orquesta
discordaba el despertador.
Venía a interrumpirnos el sueño
a los que acaso estamos despiertos.

He dicho que venía de acompañar a una mujer.
Después de oír ese despertador
y encontrarme solo subiendo las escaleras,
me pregunté si esta noche en realidad
no es un sueño de alguien que nunca
alcanza a despertarse del todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

intenta recordar si hubo beso de despedida