La sombra ocre de una madrugada en silencio.
El latido por la superficie de tus párpados.
Los tuyos,
o los quién-sabe-otros qué párpados.
Horadar con la nariz la ceniza de una flor
sin respirar un pétalo hecho polvo.
Y suscitar la más profunda tristeza
de un mimo sordomudo en la parada del colectivo.
Pero tantas ganas de volverme viento esta noche.
jueves, 22 de noviembre de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
"Los tuyos,
o los quién-sabe-otros qué párpados."
Amo la libertad de las palabras.
Publicar un comentario